jueves, 20 de noviembre de 2014

En donde sigo hablando de comida bajo el pretexto de contaros mi vida diaria

Porque sí, básicamente trabajo, cobro y me gasto lo cobrado en comer, porque en este país son unos asquerosos y están llenos de comida rica por todas partes, y así no se puede.

Aclaro antes de empezar que si bien los siguientes acontecimientos se narran en con todo el rigor cronológico que permite the ball of wibbly wobbly timey wimey stuff que es el tiempo para cualquier whovian que se precie, cualquier fecha concreta será referida como "el otro día".

Empezamos.


Empezamos con una foto mía en uniforme, para que veáis que llevo un uniforme (chu chu) chuli al trabajo.


Además ahora a mi uniforme le he añadido un jersey debajo, una chaqueta de punto encima y dos pares de calcetines, pero eso son detalles sin importancia.

Ahora que ya recordáis mi cara de nuevo, os empiezo a contar mis aventuras de este mes, que no son pocas, pero siempre me da pereza escribir una entrada en el blog, y luego se me acumulan y me da incluso más pereza y entonces entramos en un ciclo sin fiiiiiiiin que lo envuelve toooodooooo 

El otro día fui con mi amiga y un compañero de trabajo a tomar unas cervezas a una cervecería que tiene cervezas de un montón de cosas extrañas y de varios países. Está un poco a tomar por saco y se nos ocurrió la brillante idea de ir en bici, lo que implica que después de tus cervezas también tienes que volver en bici... Probamos cerveza de café (puaj), de manzana, de blueberries... Y de otras varias cosas que no recuerdo por motivos no relacionados con la cerveza en sí, malpensados.
La oscura es la de café, la del medio sospecho que de manzana y la otra de blueberries.


Como la noche es joven y nosotros no pero lo llevamos con mucho estilo, después de las cervezas nos compramos algo de comer y algo más de beber en el conbini (venditos conbinis, abiertos 24 horas y multiplicados como setas) porque pourquoi pas, y nos fuimos al karaoke. El caso es que se paró un chico japonés un tanto raruno a hablar con nosotros, y Bryan lo invitó a venir, y acabamos en el karaoke con un japonés que fingió dormirse a mitad de sesión para no aguantarnos. Nosotros cantamos a grito pelado de todas formas, porque si vas al karaoke tienes que darlo todo o no tiene gracia. Por eso y por las cervezas de antes.

Para el que no lo sepa, aquí los karaokes están genial. Puedes alquilar habitaciones privadas para estar con tus amigos y no tener que cantar delante de todo quisqui, solo delante de la gente que ya sabe que haces llover y les da igual. Son bastante baratas, se alquilan por horas, y puedes pedir comida y bebida porque tienen un teléfono conectado con la recepción. Como veis tienen una pantalla en la que ponen un videoclip con las letras, y una máquina para seleccionar las canciones que quieres, micrófonos e incluso una pandereta y maracas. Y una mesa y sillones, todo muy bien pensado. Son tan baratas que hay gente (poca, vale, pero la hay) que cuando pierde el último tren en lugar de un hotel se coge una habitación de karaoke para toda la noche y duerme ahí.

Por otra parte, a finales de octubre celebramos en el colegio el evento de Halloween, que básicamente consistió en reunir a un montón de niños disfrazados (la afluencia de Elsas de Frozen fue del 90% de los disfraces femeninos, que obsesión enfermiza tienen con esta película) y llevarlos a pedir caramelos por toda la calle principal, porque se habían organizado con algunas tiendas/negocios para que les dieran a los críos. Luego hubo una cena con comida que traían los padres y eso, todo muy chachi y muy rico, si no fuera porque se supone que en lugar de comer teníamos que hablar con los padres y los niños y hacer un poco el mono para dar buena imagen.

Ahora, la decoración se la tomaron en serio.



 






Esto último no es la decoración, es un pastelito super cuqui que me compré y que estaba buenísimo.

En el fondo fue divertido, aunque bastante cansado. Después de limpiar y recoger y todo eso, como sobró mucha comida nos dieron bolsitas para llevarnos a casa, así que también me solucionó desayuno y cena del día siguiente. Bieeeeeeen.



Continuando la línea cronológica, el otro día fui a un festival de comida internacional organizado en parte por el Rotary Club de Nagoya (un club internacional de ricachones filántropos a lo Tony Stark). Además de comida había música, y casetas con actividades tipo aprender a decir cuatro cosas en lengua de signos japonesa (que aprendí a decir cuatro cosas) o conversación en varios idiomas. O acariciar pájaros, que total ya puestos.




Comí coxinhas brasileñas y bollos de carne al vapor chinos, porque estaba todo muy barato y yo muerta de hambre.



Y además encontré un restaurante español (vasco para más señas)... En el que daban muestras de sidra de Trabanco. Vale, que las muestras eran en vaso de chupito, pero menos en nada, oye. El camarero era vasco, muy majo y muy estresado él, y el restaurante era caro de narices.




 El festival era en un parque en el que también está la Torre de Nagoya, que viene a ser básicamente la torre de radiocomunicaciones de la ciudad con un mirador incorporado. Tipo Tokyo Tower, pero en Nagoya version. Así que aprovechando que mi carnet de estudiante de la Universidad de Oviedo no caduca hasta 2016 y pienso hacer todo el uso de él que pueda, me compré una entrada de estudiante y para arriba. Se ve el monte Ontake, ese volcán tan majo que entró en erupción hace un mes y algo.



¡Yo también salgo!




 Otras rarezas del día incluyeron perros hipster y vallas de seguridad alrededor de obras que dan un poco la risa. Tanto las vallas como el pobre perro.



De la que volvía a casa paré por un conbini y me compré el Shounen Manga de turno, porque tantos años leyendo manga, al final tenía que darme el gustazo de comprar una revista en lugar de leerlo por internet. Son baratas, y la gente luego las recicla y se compra los tomos decentes del manga que le gusta, porque las revistas te traen todos los capítulos de todas los seriales que tienen en un papel malo y cutre, pero a mi me hizo ilusión igual.






Ni idea de qué manga es este en concreto, pero para que veáis que pinta tiene la revista.

Otras aventuras incluyen la Foreigner Artists Exhibition, en la que extranjeros residentes en Japón exponen sus obras de arte al público en general, y que no tiene mayor interés más allá del conocer gente y hablar con los artistas, porque la gran mayoría son fotógrafos amateur que tampoco es que hagan maravillas. Pero son majos, eso sí.

Además el otro día vinieron unos amigos de Camille a pasar el fin de semana, y nos fuimos todos a cenar yakiniku, que es como una barbacoa. Muchos sitios te ofrecen 食べ放題 y 飲み放題, que es básicamente un todo lo que puedas comer / beber. Durante X tiempo puedes pedir todo lo que quieras de X menú. Te traen la carne cruda en bandejas, y tú la pones en una parrilla en el centro de la mesa y y la vas repescando cuando esté a tu gusto.


También comí curry con queso, que está delicioso, y eso que era CoCo Curry. CoCo es una cadena de restaurantes tipo comida rápida pero que se especializa exclusivamente en curry. Es barato, está rico y están en todas partes.



Como mi vida gira en torno a la comida, también os diré que he descubierto las oreo de matcha y son lo mejor que me ha pasado nunca. La pena es que sólo las vendan en paquetes de dos, aunque sean enormes. NECESITO MÁS.


¿Os acordáis lo que os conté del tamaño de la fruta? Aquí una manzana comparada con mi mano.


Por otra parte, además de comer a veces hablo por Skype con la gente. Fundamentalmente con Mateo & Cia. Cia incluye a la coneja, que aunque lo disimula en el fondo me echa de menos



Y por último os comentaré que este fin de semana pasado fui a una clase de caligrafía para extranjeros. Estuvo bien porque normalmente una clase de caligrafía son como 20€ cada clase, y aunque esta era un poco a la manera y tampoco es que aprendieras nada, fueron 6€ y estuvo entretenido. Admirad mis obras de arte.


Felicitaciones de año nuevo, con una oveja porque en el zodíaco chino 2014 es el año de la oveja.



El primero pone kani nabe, que es un tipo de comida. El segundo pone Kyoto, y está medio en naranja porque es el color que usan los profesores para corregir lo que escribiste.

Y con un par de fotos de mis exploraciones por el distrito, os abandono que ya es hora de dormir.






















1 comentario:

  1. Si pasas por otro restaurante o cosa español pregunta si dan trabajo xD
    P.D. Quien pudiera hincarle el diente a esas oreo <.<

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