domingo, 14 de diciembre de 2014

El que avisa no es traidor

Y yo ya avisé de que llevar un blog no era lo mío, ahora no os quejéis si no actualizo cada semana. Da una perecita que no veas.

Pero bueno, teniendo en cuenta que hace cosa como de dos semanas hice algo remotamente interesante, os lo contaré. Sólo porque soy buena persona, que conste.


El caso, que allá por el 20yalgo de Noviembre, fui a un concierto en Osaka, porque Melinda, que es una amiga australiana que vive cerca de Tokio y es estupendísima, nos consiguió tickets. Digo un concierto, pero en el fondo fueron dos, del mismo cantante: uno por la tarde y otro por la noche (quién dice noche dice que estábamos fuera a las diez o así porque esto es Japón y son un poco raros).

Os preguntaréis (o no, pero yo os lo voy a contar igual porque este es mi blog) qué cantante fui a ver. La respuesta es uno de esos de los que hay posters colgados por mi habitación, esos a los que mis padres llaman con resignación "los chinos esos que te gustan", esos que ha decir verdad me obsesionaban bastante más cuando estaba en la ESO que ahora.

Cuando estaba en la ESO era prácticamente todo lo que escuchaba, y de vez en cuando surgía la idea de lo genial que sería que hicieran un concierto en España... O ya incluso en Europa, que cualquier cosa se planteaba más posible que el que yo acabara en Japón yendo a verlos. A Europa todavía no han ido, pero mira tú las vueltas que da la vida que yo sí que he acabado, contra todo pronóstico, en Japón. 

El cantante en cuestión es Akanishi Jin, y sí, si considero que vivir en Japón es uno de mis sueños (¡cumplido!) ir a verlo en concierto también ha sido desde hace mucho tiempo otro de ellos... ¡He cumplido un sueño dentro de un sueño! ¡INCEPTION!

Os cuelo su útlimo single a ver si os convence o algo. Sí, el título está en español. Sí, me lo compré en el concierto. No, no sé que se fumaron para hacer el vídeo pero sí que quiero un poco.


Os pondría fotos del concierto, pero no dejaban sacar y no me apetece buscar ninguna por internet. Si tenéis muchas ganas googlead Jindependence Tour que algo os saldrá. Si no, os baste saber que fue genial, perfecto, divertidísimo y lo pasé como una enana. Y que no pude hablar en dos días pero me dio totalmente igual porque mereció la pena,

Por otra parte, y como seguramente os esperabais, aproveché el viaje para ponerme morada a comer cosas ricas, porque si se viaja se viaja bien.


Okonomiyaki. Delicioso. 


Udon en un restaurante diminuto dentro de un distrito de compras. De estos que no tienen ni mesas y comes en la barra. Menos de 10€, y eran fideos, arroz, sopa, tofu, tempura y algunos vegetales. Luego decimos que los japoneses comen poco, los jodidos.


Matcha (¿qué os esperabais?) con helado de matcha y mochis flotando. La gloria.

TAKOYAKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII. Son trocitos de pulpo envueltos en una masa como de tortitas o algo así que por dentro todavía está muy suelta. Estos llevaban sal (los del fondo) y salsa barbacoa. Deliciosos. Lo de arriba son como láminas de bonito super finas que con el calor del takoyaki se mueven y parece que bailan :D


Esta foto tiene anécdota graciosa. Iba por la estación con Yukino (que es la chica de la foto) y mi amiga Melinda, y la estación estaba más bien hasta arriba de gente porque era puente y encima sábado. Petadísimo, vaya. Y de esto que noto que me ponen una mano en el hombro y me llaman. Evidentemente pensé que era o Yuki o Melinda, pero cuando me giré ¡estaba Hiroto! Hiroto estudió en Oviedo hace así como cuatro o cinco años, cuando yo empezaba la carrera, y la última vez que lo vi fue hace tres años, cinco minutos en una estación. Yo no vivo en Osaka y él tampoco... Y de alguna manera me encontró en una estación en la que no cabía una aguja de la gente que había y encima me reconoció. De esas cosas que si no te pasan piensas que sólo suceden en libros y similares, vaya. La verdad que me dio una alegría y me prestó verlo.


Yukino me regaló un origami que hizo su madre. Os pongo la moneda de 100 yenes para que comparéis, porque es enano y super complicado y no sé cómo lo hizo sin magia. A lo mejor es maga. A lo mejor estudió en Hogwarts... O su equivalente japonés. Quién sabe. Asignatura optativa: 101 hechizos para el origami.



Cuando volvía de Osaka me las arreglé para liarme con los trenes, y de alguna manera acabé bajándome donde no debía. Pero como tengo buen gusto, puestos a quedarme varada me quedé en la estación de este pueblo. Típico pueblo en el que no hay nada ni nadie. Ahora me propongo volver, porque es precioso. Kashiwabara.

En otras noticias, me han asignado una clase y ahora soy la profesora titular de la clase Goldfish, que viene siendo once criaturas de entre dos años y medio y tres. Por suerte tengo dos asistentes estupendas que me ayudan, porque si no a lo mejor ya habría muerto. Son un amor, eso sí. Los niños, vaya. Mis asistentes también, pero menos cuquis. Me dan abrazos y mimos... Seguimos hablando de los niños, por cierto  El otro día uno me trajo las uñas de manos y pies pintadas, y venía super contento con las manos en alto para enseñárselas a todo el mundo.


Es un estrés de la virgen, eso sí, porque tengo que preparar de lo que vamos a hablar todas las semanas, y las hojas de ejercicios y todo. Cuando te dicen que el tema para el mes es "el Ártico" te piensas que va a ser fácil, pero resulta sorprendente lo complicado que puede ser hablarle de algo a niños tan pequeños en un idioma que aunque dominan bastante bien, no es el suyo. Una vez agotado Papá Noel y los renos empieza a complicarse todo.

Lo de las clases de ciencia ya ni os cuento. El otro día hicimos una rueda de color mezclando los colores primarios, y esta semana vamos a jugar con hielo (sí, jugar con hielo es ciencia, no me juzguéis), pero se me acaban las ideas. Quiero hacer algo relacionado con el sonido, pero más allá de poner la mano contra el altavoz del ordenador no se me ocurre gran cosa. ¡Ayudadme!

El caso es que para celebrar me fui a comprar regalitos navideños, y ya de paso saqué fotuquis. Al árbol de Navidad que han plantado en Kanayama, por ejemplo. Kanayama es un distrito de compras y entretenimiento, por cierto. También es una estación enorme y estresante donde empieza/termina la línea de metro que lleva a mi casa.


Que por cierto, ¿sabíais que los japoneses tienen restaurantes que se especializan en ponerle queso a todo? Es un concepto fascinante. Se llaman doria y está todo riquísimo. El otro día fuimos a comer a uno y me faltó un poquito así para lamer el bol.


Por otra parte y ya para acabar, mi mamá gana la Navidad. Podéis quejaros, podéis indignaros, pero es así. Ha ganado. Papá Noel, los Reyes, San Nicolás... Nadie puede contra ella. Mirad que paquete me llegó esta mañana (porque los japoneses molan, y si se lo pides por favor te llevan el correo los domingos) y decidme si no es verdad que es lo más mejor del mundo mundial:


¡ES UN PAPÁ NOEL HINCHABLE!



Y ala, ya con eso os abandono que me quiero ir a dormir, y el objetivo de esta entrada era contaros lo maravilloso y perfecto y estupendo y de todo las cosas buenas que fue el concierto, pero como no acabo de encontrar las palabras para expresar lo genialísimo que fue y la muchísima ilusión que me hizo ir, que cada uno recuerde la primera vez que fue a un concierto de un grupo al que había idolizado durante años y se haga una idea.





3 comentarios:

  1. Lo de tu madre y la navidad me lleva fascinando toda la vida, es asombrosa.

    No dejes el blog de lado, porfi, porfi <3

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  2. Guau, niños, no niñas, niños con las uñas pintadas O.O

    Tu madre es genial, el colacao que no falte y las lenguas de fresa xD

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  3. El turrón de Verdú, por favor! Indispensable!
    Y me descoloca un tanto eso de que en Japón haya árboles de Navidad, cuando la Navidad como tal no se celebra...
    Mola un montón la figura de papel que te han regalador, por cierto!
    En cuanto al concierto, fíjate que según lo leí hasta me sonó el nombre del chico y todo :O

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