domingo, 22 de marzo de 2015

Penes. Penes everywhere.

No, en serio. PENES. PENES GIGANTES DE MADERA. PENES DE 280 KG (aproximadamente).

Todo ello muy tradicional, cultural y religioso, eso sí. Que una tiene una reputación que mantener. Admitiréis que tras más de un mes (... otra vez) sin actualizaciones, volver con penes gigantes de madera es lo que se dice volver con estilo.

Venga, que os lo explico.

En Japón hay varias procesiones fálicas, que así se llaman (y que son de origen griego, al parecer, así que lo de pervertidos vamos a ser que nos lo llevamos todos). La más famosa es la de Kanamara, que cuenta con la siguiente leyenda:

Un demonio en forma de vagina con dientes se metió dentro de la vagina de una mujer, y castró a dos hombres en sus noches de bodas. Así que la mujer le pidió ayuda a un sacerdote, que hizo un pene de hierro para romperle los dientes al demonio.

No me digáis que no es guapo el folklore de Japón. El de Kanamara es ahora en abril (el primer domingo de abril, tipo el día de la madre pero un mes antes), pero me pilla un poquito lejos. Al que fuimos esta semana pasada se llama Honen Matsuri.

El 豊年祭 no tiene una leyenda chachi con vaginas dentadas, sino que es un festival para pedir una cosecha próspera: 豊 significa abundante, 年 es año y 祭 festival. Lo del pene gigante viene pues en relación a la fertilidad y esas cosas. Se celebra el 15 de marzo, y entre los idus y el pene gigante casi no sé qué es peor.

Tiene lugar en Komaki, una ciudad pequeñita que está cerca de Nagoya, a unos 45 minutos en tren más o menos. El evento principal consiste en pasear un pene de madera de aproximadamente 280kg de un templo a otro, acompañado de penes de madera del tamaño de un bebé de un par de meses, que llevan en brazos cual retoño unas chicas muy monas. El templo del que lo sacaban este año era Kumano Jinja, aunque al parecer en años pares lo sacan de otro, y lo llevan siempre hasta Tagata Jinja. Es un buen paseo, fundamentalmente cuesta abajo y con algún tramo de escaleras. No se matan de milagro.

Que por cierto, el pene gigante lo tallan nuevo cada año. Echan diez días y un tronco de ciprés para crear un pene de 2.5 metros y 280 kg aproximadamente. Un trabajo de artesanía precioso.

En Tagata Jinja tienen puestos desde buena mañana un montón de puestos, fundamentalmente de comida y juegos y cosas así. Como no habíamos desayunado casi nada, lo primero que hicimos fue alimentarnos. CON PENES. Vale, no, pero casi. Porque por si no lo habíais previsto, son un poco monotemáticos:


Es curioso que muchos de los puestos los llevan grupos de yakuza (la mafia japonesa). Evidentemente se encargan de ellos los chavales de los rangos más bajos, y se les reconoce en seguida porque se depilan las cejas hasta que les quedan cuatro pelos en una línea más fina que la de la basurilla entre la escoba y el recogedor, y porque de vez en cuando se les asoman los tatuajes debajo de las mangas.

El caso es que también vendían caramelos y piruletas. Adivinad con qué forma.


Me mata el nombre, que queréis que os diga.


La foto era inevitable. Pero es que encima también vendían golosinas con forma de vagina, y alguien tuvo la feliz idea de comprar una. Y claro, luego pasa lo que pasa:


He de deciros que en estas estábamos cuando se nos acerco una señora (occidental) y con una sonrisa y cámara en alto nos preguntó que si nos importaba posar con los penes para una foto. Por lo menos preguntó, que hay otros que te ven con tu piruleta e intentan sacarte fotos sin preguntar. Que en cualquier otro contexto podría ser tentador, pero que hay cientos de personas con piruletas de pene en la zona. Así que cuando te das cuenta es como "todos a guardar los penes que están sacando fotos". Y todo esto fuera de contexto queda muy mal.

En lo que es los edificios del templo, que también se podían visitar, hay (¡sorpresa!) más penes:



Sabes que ya nadie se lo está tomando en serio cuando hasta la campana de rezar tiene forma de pene.

La verdad es que a estas alturas de la vida se lo deben tomar ya con cierta filosofía y un par de cucharadas soperas de sal. El 90% de la gente que estábamos allí éramos extranjeros muertos de la risa y sacándonos fotos chorras con penes de caramelo. Así que se adaptan, los pobres, y venden lo que saben que triunfa: PENES.


Algunos hasta tienen caras talladas. 

El caso es que nos dijeron que lo mejor para poder ver bien el pene gigante, que evidentemente es a lo que íbamos, era ir hasta el templo de Kumano Jinja, porque es de donde sale. En marcha nos pusimos, y de paso nos encontramos unos árboles de cerezo en flor, con cola de espera delante para sacarse fotos con ellos.





Ya en Kumano Jinja, como soy de tamaño compacto, me perdí entre la multitud. Mientras mis amigas bajaban a buscar sitio en la calle, yo sacaba fotos, y claro, luego no había Cristo que las encontrara porque esto estaba hasta la bandera.


Pero no pasa nada porque saqué fotos chachis.


Miradme a las zagalinas, que guapas ellas y que orgullosas de sus penes gigantes de madera.


La gente hacía cola para tocar los penes. Donde fueres haz lo que vieres. 


A estos no les sacaban tantas fotos porque no llevaban penes (a la vista por lo menos).

El caso es que como a nadie le importa tener a un hobbit delante porque no bloqueamos las fotos ajenas, pues acabé encontrando un buen sitio para ver pasar la procesión. Empiezan con músicos y gente llevando cosas. Luego pasa un templete con un maniquí/muñeca chunga dentro que casi ni se ve, y luego ya el susodicho pene.



Por estas escaleras lo bajan. Que entre la de gente que hay, y que son algo empinadas, yo creo que deberían catalogarlo como deporte de riesgo. Mirad la cara de pánico del pobre hombre que va delante. Y eso es nada comparado con lo que pesa el falo.




Llevan delante a gente con megáfono para ir dando instrucciones a los porteadores. Todos despiporrados de la risa, claro, porque eso de arriesgar la vida por cargar un consolador para elefantes es lo más.


"Este es mi hijo. Yo lo amo tal y como es. No me juzgues."


Y eso, allá va el pene escaleras abajo. Y allí va la multitud siguiendo al pene cual líder supremo.


¡PROTEGED AL PENE!


Pastores venid, pastores llegad, tocad al pene que ha llegado ya 
Que queréis que os diga, a mi este festival me descoloca. Le gente se lanzaba a tocar el pene como aquí se lanzan a tocar las tallas de la Virgen.


Una vez bajada la parte de las escaleras, le pasan el templo (y el pene) a porteadores vestidos ya con un atuendo más adecuado a la ocasión, si es que hay atuendos adecuados a la ocasión de cargar con un falo gigante de madera. A la procesión la acompañan otros objetos y/o personas:


Árboles con plegarias/deseos atados a las ramas.


Banderas anunciando al pene, por si alguien se esperaba que pasara Santa Claus o cualquier cosa. También pasaban sacerdotes con ropas tradicionales, un tipo disfrazado de oni o demonio/ogro japonés, y unas chicas muy majas con un barril enorme de sake que iban repartiendo gratis y en abundancia. Así sí que se hace bien una procesión.






Hay que admitirles que son un tanto más animadillos que las procesiones de Semana Santa.




Pesa tanto que van parando cada poco, y entre pitos y flautas tardan una hora y algo en bajar de un templo al otro. Como la mitad del grupo que éramos no es de Nagoya y tenía que coger trenes/buses de vuelta a casa, en cuanto pasó por delante nuestro nos fuimos. Cuando llega a Tagata Jinja se supone que los sacerdotes tiran mochi (pasteles de arroz) a la gente. Idea que sinceramente también está mejor pensada y es más práctica que lo de regar con agua bendita.

En fin, os dejo con un par de fotos en las que salimos nosotras, todas monas y sin penes a la vista.






2 comentarios:

  1. Me ha matado el pie de foto ese de "A estos no les sacaban tantas fotos porque no llevaban penes (a la vista por lo menos)" jajaja, casi me caigo de la silla xD

    No sé qué quieres que te diga, están como una regadera, pero bueno, qué levamos a hacer, por lo menos es gracioso, no como pasear vírgenes llorosas o cristos crucificados.

    Por otro lado, seguro que si un festival de ese estilo se quisiera hacer por aquí en un caso hipotéticamente hipotetoso seguro que saldrían un montón de puritanos poniendo el grito en el cielo porque se pervierte a los niños o cualquier cosa de esas, así que mira, eso que hay que reconocerles a los japos.

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  2. Mátame, pero a mí lo que me parece es machista de narices. He aquí un reflejo de lo falocéntrica que es nuestra sociedad. Y que conste que no me parece mal, pero exijo un evento equiparable para la vagina. Tallada en madera de ciprés, con miniréplicas porteadas por maromos, con todo el merchandising y toda la parafernalia. Porque no sólo el pene es digno de admiración, hombre ya.

    Dicho lo cual (y lo digo en serio), a los japoneses se les va un poco la pinza. Pero bueno, al menos la gente se lo pasa bien, hay quien se gana la vida gracias a fiestas así y cualquier excusa es buena para hacer una fiesta. Además, lo de normalizar los órganos sexuales está muy bien. ¡Pero sin discriminar! Lo próximo es normalizar el hablar de temas más escatológicos. Si el desnudo es bonito y natural, el mojón que uno planta en el retrete después de un largo día estreñido también. Y que venga ahora alguien a decirme lo contrario.

    Escribe más a menudo, ¡porfi! Que se te echa de menos :/. Un abrazo enorme,

    Cristina

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